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Sunday, February 13, 2011

Los sufrimientos del amor precoz

I

Esta mañana, mientras nos vestíamos para salir a recoger sus primeros espejuelos, tuve esta conversación con mi hijo TB, de diez años:

—TB, vas a parecer un teenager con tus espejuelos —le digo.

—Yo no quiero espejuelos. Estoy muy contento con la persona que soy sin espejuelos.

—Pero TB, con los espejuelos te vas a ver más maduro.

—Quizás, pero, ¿y si no le gusto a Samantha con espejuelos? —dijo con preocupación.

—Le vas a encantar a Samantha con espejuelos —le aseguré.

—Samantha es lo mejor que me ha pasado desde que llegué a la escuela de Wheeler Avenue. El año pasado una niña me dijo que era bonito y me dio un beso, pero no se puede comparar con Samantha.

—¿Y cómo van las relaciones con ella?

—Bueno, ayer me hizo pasar un mal rato.

—¿Cómo?

—Bueno, salió corriendo cuando estábamos hablando. Pensé que ya no me quería. Le caí atrás y le pregunté que qué pasaba, que si ya no le gustaba. Me dijo: "No, TB, es que quiero que juguemos a los agarrados". Y yo le respondí: "Bueno, podrías habérmelo aclarado antes de echarte a correr, ¿no?"


II

Hace unos meses, mi hijo MI, que entonces tenía seis años, pasó unas semanas acosado por las pesadillas. Nos despertaba varias veces en medio de la madrugada a su madre y a mí hasta que uno de los dos iba a dormir con él a su cama. Una mañana, mientras le cepillaba los dientes, tuvimos esta conversación.

—MI, me dijo tu madre que anoche tuviste unas pesadillas horribles —le comenté.

—¿Pesadillas? Yo no tuve ninguna pesadilla, papá...

—Bueno, tu madre me dijo que anoche, a las tres de la mañana, se tuvo que pasar a tu cama porque estabas llorando por las pesadillas.

Me miró, se sonrió, y me dijo, con ese tono de voz que uno usa cuando tiene que explicarle algo a una persona muy ingenua:

—Papá, yo no tuve ninguna pesadilla. Lo que pasa es que ya tú no le gustas a mamá y ella prefiere dormir conmigo en mi cama.

1 comment:

  1. ¿MD = madre y MI = hijo de seis años? Me perdí un poco en el segundo relato, Tersites.
    El año pasado, un día como hoy, fui a pasear en el Staten Island y un señor me regaló una rosa por el día de los enamorados.
    Como siempre, un placer leerte.
    Saludos, desde la mañana de Buenos Aires.

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