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Monday, March 26, 2012

Benedicto XVI en La Habana: el pasado de la esperanza

En La ciudad de Dios, San Agustín refuta la teoría del eterno retorno aduciendo que la cruz y la resurrección no pueden ser rebajadas a la banalidad de las innúmeras repeticiones. En ese sentido, la visita del papa Benedicto XVI a Cuba es el final de la esencial singularidad de aquella que hiciera en 1998 Juan Pablo II. Y como sucede con todo evento repetido, uno se pregunta qué ha pasado desde la última vez. ¿No es acaso este el momento de pasar revista? ¿Cuáles fueron las expectativas y los sueños que Juan Pablo II trajo a Cuba o generó entre los cubanos que lo escucharon y aplaudieron? ¿Y qué pasó con aquellas esperanzas? 

Uno mira atrás, y recuerda el paso del papa Wojtyla por Cuba, su exhortación a no tener miedo; uno recuerda aquellos días de júbilo genuino, de adivinadas certezas, de infinita potencialidad; uno recuerda su insistencia en el carácter católico y occidental de la nación cubana; su evocación del soplo del Espíritu Santo sobre La Habana; uno recuerda que pareceía posible  soñar con la reconciliación. ¿Y qué pasó entonces? ¿Cuál fue el efecto de esa visita en la Iglesia que peregrina en la Isla, en el país mismo, en los cubanos?

¿En qué medida Cuba se abrió al mundo y el mundo a Cuba? ¿Fue el miedo despojado de su preeminencia entre nosotros? Estos catorce años, ¿fueron los tiempos de mayor tolerancia, de fe renovada y creciente libertad, de más apertura y menos odio, que la visita de Juan Pablo II hizo imaginar a tantos? 

Catorce años después, ¿ha dejado Cuba de ser un país donde hay solo una manera aceptable de pensar, un solo partido en el que militar, un solo programa que obedecer; donde pensar diferente se considera como una modalidad de la traición? Catorce años después, ¿es aún posible que si un grupo de mujeres salen a la calle a protestar contra el gobierno, las siga un una turba que incita a asesinarlas cantando: "Machete que son poquitas"? ¿Se parece ese país de hoy a la esperanza de aquellos días o es una pesadilla de la que no acabamos de despertar?

¿Cuál ha sido la tónica dominante de estos catorce años: la fe, la audacia y la mirada puesta en el futuro; o el cinismo, el miedo y el estacamiento en el pasado? ¿Hay en Cuba hoy menos odio o menos injusticia que en 1998?  

¿Cómo ha cambiado la imagen de la Iglesia en Cuba desde entonces? ¿Es hoy esa Iglesia más eficaz en su misión evangelizadora, más solidaria con los que no tienen voz y más cercana a su pueblo, que hace catorce años?  

Juan Pablo II, al entrar en La Habana en 1998, era un hombre envejecido y enfermo, pero con la mente y el alma intactas. Durante aquellos días se entregó a Cuba con una fuerza que evidentemente no provenía de aquel cuerpo macerado por el trabajo, los años, la enfermedad y las balas. Todo lo que pudo hacer, lo hizo. El resto dependía de los cubanos. ¿Y qué hicimos?

A la hora de fijar expectativas para la visita que el papa Benedicto XVI inicia hoy, deberíamos tener en cuenta lo que sucedió con las expectativas la vez pasada. Y sumarle a eso que el papa Ratzinger no tiene el don de gentes que tuvo el papa Wojtila. Y que monseñor Meurice, que tenía el valor de decir la verdad, ya no está entre nosotros. Solo después de sacar esas cuentas deberíamos comenzar hilvanar expectativas para esta visita. Quizás eso nos haga regresar a donde debimos ponerlas siempre: a Dios. Porque —digámoslo con perfecta honestidad—, lo que necesitamos a estas alturas sólo puede calificarse de milagro. 

3 comments:

  1. Muy bueno Tersites. No soy de los que tiene muchas expectativas. Si no esperaba un milagro cuando la visita de Juan Pablo, o ni siquiera algo parecido a lo que habia ocurrido en Polonia (el mundo y el Papa habia cambiado mucho para esas fechas), ahora con Benedicto espero aun menos. pero te pregunto: seria demasiado pedirle un poco de decencia?

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  2. Ahora que ha terminado la visita, queda claro que no sucedio el milagro. ?Que esperaban? Dice la persona que comento anteriormente que "al menos un poco de decencia". Bueno, lo cierto es que el Papa, ademas de ser el representante de la Iglesia Catolica, es un jefe de estado. La visita fue precisamente eso: la visita de un jefe de estado. No sabemos lo que el Papa y Raul Castro hablaron a puertas cerradas. Quizas nunca lo sabremos.
    La gente no se puede imaginar las cosas que tenemos que hacer los catolicos en Cuba para practicar nuestra fe. Yo estoy de visita y me quedo estupefacto ante los insultos. No es como uds se imaginan. Sigue habiendo infiltrados en las iglesias, cada reunion es grabada, cada peregrinacion llena de agentes de la seguridad. Cada iglesia pintada y renovada, un verdadero calvario. Nunca sabemos con quien estamos tratando. Y a la cabeza el cardenal intenta llevarse bien con los comunistas, predicar la palabra de Dios y tener cuidado de que ninguno de sus fieles vaya al paredon gritando Cristo Rey. Ya eso paso y no sirvio de nada...
    Ojala alguno de ustedes estuviera en nuestros zapatos. Entonces entenderian.

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  3. Bueno, la verdad es que si es cuestion de zapatos la comprension es dificil. A muchos lo primero que se nos ocurrio cuando los zapatos nos quedaban demasiado apretados fue cambiarnoslos por unos que nos quedaran mas comodos. Entiendo que no todo el mundo tenga la posibilidad o el deseo de hacerlo pero creo que merecemos alguna comprension los que luego de habernos probados ambos calzados lleguemos a la conclusion que los anteriores no nos sirven para caminar. Nadie, o casi nadie, insisto, le pide a la gente en Cuba que se inmole, o a la iglesia que haga lo que el resto del pais no ha podido hacer pero, por solo poner un ejemplo, el jefe de estado Ratzinger podria haberse reunido unos minutos con la oposicion o al menos haber evitado reunirse con un anciano decrepito que en cuestiones protocolares no pinta absolutamente nada. Un Papa, mas que un jefe de estado es una figura simbolica y poco cuenta lo que le diga en secreto a otro jefe de estado (si es que algo dijo) cuando publicamente parece complacer todos los deseos de sus anfitriones que por lo que cuenta este visitante se siguen comportando de modo bastante tiranico.

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