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Wednesday, January 18, 2012

Un amor imposible: el comunismo y el motor de combustión interna


La gente de ahora se ofende con una prontitud muy sospechosa. Darse por ofendido se ha convertido en un deporte más popular que el fútbol. Ya va siendo hora de que se incluya en los Juegos Olímpicos, digo yo...  Lo bueno es que "el deporte une a los pueblos". La semana pasada, sin ir más lejos, los mambises más desvelados de Miami y La Habana se rasgaron las vestiduras al unísono, ofendidísimos ambos todos por una sola imagen.

Resulta que a Dieter Zetsche, ese señor bigotudo que preside la Mercedes Benz, se le ocurrió usar una famosa foto del Che Guevara para una nueva promoción de su compañía. Los de Miami gritaron que cómo se atrevía a usar la imagen de ese indeseable para vender un automóvil magnífico. Los de La Habana chillaron que cómo se atrevía a usar la imagen de ese hombre magnífico para vender un automóvil... bueno, sí, magnífico también, pero de todas maneras...

La idea, sin dudas, debe haber sido la más obtusa que ha tenido Herr Zetsche desde que se le ocurrió comprar la Chrysler. Porque, puestos a ver, los comunistas, que en su momento lograron robar la tecnología necesaria para hacer bombas atómicas y que llegaron a construir cohetes espaciales y vehículos lunares, nunca lograron fabricar un automóvil decente. (Es por eso que cuando a usted le dicen que Corea del Norte está fabricando armas nucleares, lo cree y se preocupa; mientras que si alguien le propusiera comprar un automóvil de fabricación norcoreana se moriría de la risa.)

En Cuba, por ejemplo, se decía que todo el que manejara un Moskvitch soviético era creyente... pues 'creía' que tenía un auto. ¿A quién se le ocurre entonces asociar la idea del comunismo con un automóvil? Por uno de esos misterios que no nos está dado escudriñar, el marxismo leninismo es ontológicamente incompatible con el motor de combustión interna. La prueba más irrefutable de esa verdad colosal es el Trabant, aquel adefesio que fabricaban en Alemania Oriental, o la RDA, como decíamos entonces. Lograr que los alemanes, ¡los alemanes!, construyeran semejante ineptitud rodante en plena Sajonia es quizás el mejor ejemplo del extraño poder de los comunistas, Midas al revés, para convertir todo lo que tocaban en... caca.

Y además, ¿qué relación podría haber entre el Che y Mercedes (Benz)? De hecho, se dice que Guevara, en los tiempos románticos en que se dedicaba a hablar con Sartre por el día y a liquidar enemigos del pueblo en La Cabaña por la noche, recorría La Habana en un Chevrolet Impala del 59. (Un Chevy cheo el del Che, podrá decir el lector, pero sin dudas un auto mucho más proletario que un Mercedes.)

Si lo que necesitaban los de la Mercedes era un comunista para promover la marca, más lógico hubiese sido utilizar la imagen de los dos hermanos que embarcaron, perdón, que desembarcaron en Cuba con el Che, pues ellos sí han usado los modelos de la Mercedes Benz desde que sus últimas limusinas Chaika GAZ M13 de la era de Brezhnev quedaron muertas en la carretera por un ataque de perestroika.


La limusina Mercedes Benz del Hermano #1, Pol Pot
Y si se piensa en el mercado asiático, tan importante en estos tiempos que corren, otro camarada que serviría para promover la Mercedes sería el inolvidable Pol Pot. El tipo asesinó dos millones de camboyanos en aras de la construcción del socialismo, y prohibió a casi todo el mundo tener, o siquiera usar, un auto. Pero él, el Hermano #1, andaba siempre en una limusina de la Merecedes Benz. Prueba de que matar dos millones de personas no tiene por qué arruinarle a uno el buen gusto en cuestiones de transporte.

Una de las limousinas ZiS 150 de Iosif Stalin
Lo mismo no se podría decir de Stalin, por ejemplo, pues él andaba en una limusina blindada marca ZiS 150. ¿Orgullo soviético? Quién sabe. ZiS, al fin y al cabo, eran las iniciales de la fábrica Zavod Imeni Stalina, nombrada en honor de quien te dije. Pepito Acero habrá pensado: "Si Ford anda en un Ford, Stalin puede andar en un Stalin". El nombre de la fábrica, por cierto, después de la muerte del susodicho cambió a ZiL, iniciales de Zavod Imeni Likhacheva. Y es que veinte millones de muertos no lucen bien en el resumé de nadie.

En cualquier momento —cosas veredes, Sancho—, se aparecen los de la Ford con una campaña publicitaria ilustrada con una foto del Kim Jong Il, ya fritanga momificada, como lo vimos hace menos de un mes, paseando por Pyongyang en su limousina Lincoln, acostadido en el techo de flores blancas, tan cómodo y sereno, soñando con el paraíso proletario sobre un Fotingo del setenta y tres. 

Pero a fin de cuentas, quienes pudieran usar la idea del Sr. Zetsche mucho mejor que nadie serían los desalmados capitalistas de la Rolls-Royce. Cuando se trata de blasonar un patrocinador revolucionario, nadie podrá competir jamás con la Rolls, esa marca que tantos asocian con la más decandente plutocracia. Pues el líder del proletariado mundial, el profeta de la sociedad sin clases, el querido Vladimir Ilich Lenin (que su momia se conserve eternamente libre de polillas), usaba siempre la misma marca de autos: Rolls-Royce. El lema publicitario podría ser: "El camino al comunismo es glorioso... si uno va en un Rolls. ¡Viva la revolución!" 


Uno de los nueve Rolls-Royce de Vladimir Ilich Lenin


Tuesday, December 20, 2011

Vaclav Havel y Kim Jong Il: Dos maestros del teatro del absurdo

Vaclav Havel, detenido en 1979
Hay un momento clave en la obra El memorándum (1965), de Vaclav Havel, en que Ballas, el personaje encargado de implementar el uso de un nuevo lenguaje llamado ptydepe, reconoce el fracaso del proyecto y les dice a sus subordinados que se ha decidio suspender el disparatado experimento lingüístico. Los subordinados, que en la versión en inglés de la obra se llaman Stroll, Savant y Helena, le responden a coro:
Lo sentimos, pero no podemos conformarnos con una explicación tan sucinta. Hemos dedicado toda nuestra la vida a luchar por algo que era un disparate, y queremos saber quién es responsable de esto, y quién se aprovechó de nosotros. Tenemos derecho a saber quién nos engañó.

Ese es un excelente resumen de esa extraña experiencia que llamaron "la construcción del socialismo". Vaclav Havel se dio cuenta pronto de que el comunismo, como el lenguaje ptydepe, era un disparate perverso. En sus obras de teatro del absurdo dibujó el sinsentido de la vida bajo el régimen instaurado en su patria por los tanques rusos. 

Cuando el líder comunista checo Alexander Dubček comenzó a hablar del "socialismo con rostro humano" en la Praga de 1968, Havel dijo públicamente que el comunismo jamás podría tener un rosotro humano, que el sistema estaba podrido desde la raíz. Lo repetiría veinte años después cuando Gorbachov intentó hacer lo mismo en la URSS. Por decir esa verdad esencial, pero sobre todo por decirla tan eficazmente con sus obras de teatro y sus ensayos, Havel tuvo que pagar con la marginación y la cárcel, con el escarnio público y la difamación.


El otro maestro del teatro del absurdo que hemos perdido esta semana era un poco más ambicioso. Kim Jong Il fue durante 17 años el director de una gigantesca puesta en escena con 24 millones de actores. A algunos de esos mimos los hemos visto ayer, en la escena final de la obra, chillando y gimiendo por la muerte de su "director artístico".



Kim Il Sung y Kim Jong Il al óleo
Kim Jong Il era un personaje ridículo e impresentable: Un enano que usaba tacones para verse más alto y se gastaba un peinado, una panza y unas gafas que le daban el aspecto de un actor secundario de alguna película pornográfica hecha en Hong Kong. Pero este payaso era además un psicópata asesino que mantenía un sistema de campos de concentración donde se estima que hay más de 200 000 presos. Este bufón fue el responsable directo de la muerte por hambre de alrededor de dos millones de sus compatriotas, hecho en no poca medida provocado por su obsesión de tener armas nucleares. El régimen comunista que ayudó a prolongar exhibe un nivel de maldad y de locura que son difíciles de imaginar para quien no haya tenido la desgracia de vivirlo.

Vaclav Havel y Kim Jong Il, cada uno a su modo, nos mostraron la perversidad esencial del comunismo. 
Podríamos decir, parafraseando a Joyce, que para Havel el comunismo fue "una pesadilla de la que deseaba despertar". Este hombre, talentoso y limpio, intentó terminar la pesadilla con poco más que su palabra y su dignidad. Para asombro de muchos, terminó por lograrlo. Tras la caída del comunismo checo se convirtió en presidente de su patria y tuvo el gusto de negociar con Gorbachov la retirada de las tropas invasoras rusas. En los primeros días de su presidencia, se cuenta, recorría el Palacio Real de Praga montado en una patineta, como si quisiera, con ese acto infantil, limpiar aquellos salones de la inmundicia moral del régimen que acababan de derrocar los checos. 

Por su parte, Kim Jong Il dedicó su vida a prolongar la pesadilla de la que Havel quería despertar. Sus armas no fueron ni la palabra ni la dignidad. (Casi nunca habló en público, y sería difícil imaginar un tipo más indigno o ridículo.) Se valió de la represión, la cárcel, el asesinato, la tortura, el terrorismo y la hambruna para prolongar el absurdo. La muerte, al acercarlos, hace aún más evidente el contraste entre la hombría de bien del Havel y el enanismo moral del Kim.  


[En La Habana, por cierto, donde la noticia de la muerte de Havel se redujo a diez líneas en la última página del Granma, los gobernantes han decretado tres días de duelo oficial por la muerte de Kim Jong Il. Los pobres, a estas alturas del partido y tener que cargar con ese muerto...]

Wednesday, April 1, 2009

Maradona y Kim Il Sung: la vida te da sorpresas


Esta tarde, en el segundo partido oficial de la selección argentina con Diego Armando Maradona como director técnico, la escuadra gaucha se enfrentó a Bolivia en la décima segunda fecha de las Eliminatorias de la Copa del Mundo Sudáfrica 2010 en el estadio Hernando Siles de La Paz. Para la escuadra rioplatense no existe la derrota en el campo de fútbol: el resultado es siempre una victoria o… una victoria moral. Ayer les tocó una de esas que llaman morales (¿o moradas?): perdieron 6 a 1 contra Bolivia. Teniendo en cuenta que la inteligencia, la madurez y el razonamiento lógico son características clave para un buen director técnico, es sorprendente que la aventura de Maradona como timonel de la nave argentina no vaya viento en popa.

Hay dos teorías sobre la enfática paliza que recibieron los albicelestes: unos dicen que fue la coca… que mascan los bolivianos para jugar en la altura. Otros dicen que fue la coca… que huele Dieguito para estar en las alturas. Sea cuál sea la razón, sus jugadores han quedado traumatizados. Una noticia que no es tan mala si se considera la cantidad de psicólogos en busca de pacientes que hay en Buenos Aires. Maradona, como director técnico, trató de evitar el melodrama y las reacciones exageradas. Se limitó a decir que “cada gol era un puñal en el corazón”. En fin, que el que a coca se mata…

En un tema relacionado, las agencias de noticias nos informan que Corea del Norte está a punto de lanzar un misil que pudiera alcanzar las costas de Hawai… mientras sigue adelante con su programa para producir una bomba atómica. Personalmente, no creo que haya nada de qué preocuparse. La inteligencia, la madurez y el razonamiento lógico son también características imprescindibles de los jefes de estado, y todas esas virtudes —y muchas otras— adornan la personalidad de Kim Il Sung.

Hay presidentes que son de la opinión de que al morir deben retirarse del poder. Por suerte, Kim Il Sung no es uno de ellos. El genial creador de la idea Juche murió de un ataque cardíaco el 8 de julio de 1994, y casi quince años después sigue firme como Presidente Eterno de la República Popular y Democrática de Corea, como está establecido en la Constitución del país. El Gran Líder permanece en su vigilia de cloroformo sentado en el Palacio Kumsusam (las leyes prohíben llamarlo “mausoleo”, pues podría llevar a algún despistado a pensar que el Gran Líder está realmente muerto), y los dignatarios extranjeros que visitan el país son invitados a “audiencias” con el Presidente Eterno. Se cuenta que es requisito protocolar llevarle algún regalo en esas visitas. Pero ¿qué se le puede regalar a alguien que lo tiene todo?

Mientras tanto, su hijo, el Querido Dirigente Kim Jong Il, se ocupa de guiar la nación con una sabiduría que no logran empañar las hambrunas que asolan de vez en cuando a su pueblo. Sin embargo, en los últimos meses, las agencias noticiosas han estado especulando que Kim Jong Il podría estar gravemente enfermo o incluso muerto. Son especulaciones ridículas: considerando el caso de su padre, ¿qué importancia puede tener que Kim Jong Il sea ya fiambre? De ocurrir un contratiempo semejante, sus edecanes lo embalsamarían y lo pondrían en el palacio de al lado. El único cambio notable sería que los dignatarios extranjeros necesitarían dos regalos cuando fueron a la audiencia con los dirigentes eternos.

¿Qué persona razonable se preocuparía porque un país así esté a punto de tener misiles intercontinentales y armas nucleares? Duerman tranquilos, señores, “que aquí no pasa na”. Nos vemos en Sudáfrica en el 2010. ¡Argentina campeón!