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Sunday, March 23, 2014

Un viejo artículo sobre la muerte de Eliseo Diego

Fue hace veinte años y era mi primer invierno en New York. Era mi primer invierno de verdad en cualquier lugar. Un invierno tan brutal como no había vuelto a ver esta ciudad hasta este año.

El 3 de marzo de 1994 abrí el New York Times y vi el nombre de Eliseo Diego en la sección de obituarios: "Eliseo Diego; Cuban Poet, 73". Ese mismo día escribí el artículo que aparece más abajo. Lo reproduzco conservando esas frases que el lector hallará inadecuadas. A mí también me lo parecen.

Envié las tres cuartillas mecanografiadas a la "Columna del lector", una sección que por entonces tenía El Nuevo Herald. Unas semanas después supe que mis padres, mientras escuchaban Radio Martí una noche de la dura primavera cubana de 1994, habían oído la lectura de mi artículo en la sección "Lo mejor de la prensa". 

Lo reproduzco ahora más convencido que entonces de que Eliseo Diego, quien declaró su apoyo al gobierno instaurado en La Habana en 1959, es quizás el poeta más consustancial con la República. 

Es una ironía que se repite en nuestras letras: Carpentier, funcionario fiel de Fidel Castro, escribió dos de las novelas más contrarrevolucionarias de nuestra literatura; Cabrera Infante, comunista de cuna, escribió el mejor retrato de La Habana capitalista; Lezama, mirando hacia Europa, definió el criollismo culterano; Hernández Catá, siendo español y habiendo vivido apenas en la Isla, quiso ser en su obra más cubano que las palmas; Guillén, que era minucioso conocedor del Siglo de Oro español y a ratos émulo de Lorca, escribió —y predicó— la mejor poesía negra del siglo XX cubano. 

A Eliseo Diego no le ha ido bien después de la muerte. Su religiosidad y sus preferencias políticas se consideran de mal gusto en este milenio nuevo. Pero en sus versos vive la República más que el mohoso mármol de los zapatos huérfanos de Estrada Palma o en el remozado Capitolio. Ojalá algún día queramos verlo. 

Aquí les dejo el artículo de marras:


Eliseo Diego: poesía y penumbra


Se nos ha muerto Eliseo Diego y tal parece que la poesía también se nos va muriendo con su sombra. Definitivamente se adentra en la penumbra, la materia fundamental de su poética. Y como si no tuviéramos ya suficientes carencias, desde ahora también nos falta Eliseo.

Para algunos, que aún creemos en la utilidad de la poesía, la obra de Eliseo fue un modo privilegiado de ir poco a poco redescubriendo el valor esencial de los infinitos tonos del verde que la Isla depara, fue saborear el inefable laberinto de la Calzada de Jesús del Monte, la magia de los portales, las casas, las familias, las costumbres y una interminable “conversación en la penumbra del horno viejo, cuando ya todos se han ido”, que se iban resumiendo en el poema.


Urdió la astucia de legarnos el tiempo, cuando ya antes había testificado su derrota ante la arrasadora luz de nuestros campos. Era, como todos los poetas de su ámbito, un mago pueril que no se resiste a revelarnos las trampas del oficio. A ese hábito suyo debemos la noción de que “la poesía es acto de atender en toda su pureza”; y por ello, el hecho de que muchos, a partir de entonces, comenzaran a leer y escribir versos con la esperanza de que aguzar la atención hasta el cansancio produciría la dicha de algún descubrimiento.


Sería un ejercicio arduo, y por demás inútil, intentar mirar a Cuba con los mismos ojos después de haberla contemplado a través del prisma de la poética de Eliseo. De él pudiera decirse en propiedad que ha levantado la Isla en peso, no como un alarde de fuerza, sino con un susurro de su verso que nos invitó a mirar el otro lado de las cosas, quizás más sorprendido él mismo por nuestra ignorancia que por su descubrimiento.


Y para el poeta, Cuba no significa sino un acento especial de la existencia, un modo particular de vivir en un mundo en que la mayoría de las cosas nos son comunes. De ahí su potencialidad de comunicación más allá de la frontera del agua; de ahí también la imposibilidad de confundir su cubanía raigal con el mero provincianismo.


María Zambrano concedía a la generación de Orígenes un carácter fundacional en la cultura cubana; Lezama, entretanto, apuntaba hacia una teleología insular. Esa tensión entre el origen y el destino no nacía de una fanfarronada ni al despistado orgullo del aldeano. Más bien apunta a que la poesía resume en sí el oficio que le atribuye Homero de ser el fin de la experiencia humana, y a la vez la idea lezamiana de la imagen como origen de la historia. La poesía de Eliseo es ejemplo de esa dualidad de funciones. Mucho hay en el paisaje cubano, en su gente y en su historia que no cobra toda su significación hasta pasar por el crisol de su verso; y a la vez esa obra va proyectando su fuerza de tal modo que ha hecho, y continuará haciendo, que se enriquezca y modifique la manera en que pensamos los versos y la patria.


Los cubanos deberíamos saber que con la muerte de Eliseo Diego, como él mismo escribió, se acaba una forma de ver, de sentir y de comunicar las cosas. Y la suya, por demás, fue una de las más hermosas que nunca hemos tenido.


Tinta sobrará en estos días para loar sus habilidades de escriba, para historiar su amistad con Lezama y deplorar sus desdichadas preferencias políticas. Me basta, entre tanto, testimoniar la tarde ya lejana en que un amigo me leyó en voz alta un largo y hermoso poema de Eliseo Diego (entonces para mí un desconocido) y cambió para siempre el modo en que experimentaba la emoción de la poesía y los colores de mi patria.



Sunday, January 26, 2014

El hijo de Céspedes y la hija de Martí

Siempre tuve la sospecha de que María Mantilla no había existido. Los niños se buscan amigos imaginarios. Los exiliados se inventan amigos que sustituyen a los amigos dejados atrás. Los solitarios sueñan con la familia que no tienen. Quizás Martí —pensaba—, que era exiliado y solitario, y que tenía ojos de niño, habría imaginado esa hija que añoraba tener.

Y es que más allá de sus cartas a María, y de los versos de la bárbara abeja que picó a su niña en la frente, y de la mención de la foto en el pecho contra las balas —que al final no sirvió de talismán ni de escudo—, es difícil hallar cualquier rastro de su existencia. César Romero juraba ser su hijo, pero, pensaba yo, muy bien podría tratarse de un ardid publicitario de su agente en Hollywood. ¿Y la anciana que visitó Cuba en 1953 para celebrar el centenario de Martí y apareció en aquella Bohemia que guardaba mi abuela como un tesoro? Bueno, quizás Batista había contratado a la misma actriz que hacía el papel de madre de César Romero para que visitara a los isleños olvidadizos y les hiciera los cuentos que querían oír.


Eso temía hasta la semana pasada, cuando me pasé una tarde leyendo el periódico. Como es sabido, no hay nada más viejo que un periódico de ayer, pero un periódico de hace un siglo puede estar lleno de noticias frescas. Leyendo la edición del New York Times del 29 de abril de 1895, por ejemplo, se entera uno de que la noche anterior, en el Hardman Hall, los cubanos de New York se habían reunido a homenajear a Carlos Manuel de Céspedes, el hijo del Padre de la Patria, que acababa de llegar de Francia y anunciaba su próxima partida a los campos de Cuba.


Céspedes había recibido en el puerto de New York una semana antes por una muchedumbre de quinientos cubanos. Venía, contaba el Times el 22 de abril, a recaudar dinero para la causa, a desmentir el rumor español de que la guerra era "una rebelión de negros y bandidos", y a sumarse a las tropas mambisas. Pero la noche del 28 fue el recibimiento oficial de los cubanos exiliados a aquel hombre destinado casi cuarenta años más tarde a ser presidente de Cuba por tres semanas para ser depuesto por Batista. Traduzco algunos fragmentos del artículo del Times:



Vítores para el joven Céspedes 
Declara estar dispuesto a dar la vida por su patria 
Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, el hijo del revolucionario cubano y presidente de la república, fue recibido anoche en el Hardman Hall por los miembros de la colonia cubana que apoyan la insurrección contra España.
Fueron tantos los asistentes a la recepción que más de cien se quedaron sin asiento. Prácticamente todos, incluso muchas mujeres hermosas y jovencitas entusiastas, estaban adornadas con la bandera cubana, que tiene una estrella blanca en un triángulo escarlata sobre un campo de franjas blancas y azules. La cuarta parte de los asistentes eran personas de color, algunas de las cuales, pese al manifiesto revolucionario que declara la igualdad, siguieron la práctica discriminatoria y fueron a la galería del teatro, aunque algunos menos delicados fueron bien recibidos por los patriotas blancos de ambos sexos. 
[...]
Antes de que el Sr. Céspedes pronunciara su primera docena de palabras, se hizo evidente no solo que tiene una voz excelente, sino que posee una habilidad oratoria extraordinaria. [...] "En el combate", añadió, "intentaré ser el digno hijo de San Lorenzo".

Final del artículo del New York Times
del 29 de abril de 1895
Lo primero que llama la atención en el artículo son los desvelos sureños del cronista del Times. ¿Sabría que Céspedes, el padre, había dado la libertad a sus esclavos cuatro años después de que Lincoln terminara la infamia del Sur? 
El artículo menciona los principales asistentes: Juan Fraga, Enrique Trujillo, Emilio Agramonte, Estrada Palma (al que el Times llama "Palma Estrada"); menciona el discurso de Fraga y resume y cita el de Gonzalo de Quesada. El último párrafo es muy breve. Dice simplemente: "Después de que el Sr. Quesada leyera la proclama revolucionaria de Máximo Gómez y José Martí, la Srta. María Mantilla tocó el himno 'La Bayamesa' y concluyó la reunión."

Pensé enseguida que Martí hubiese sido feliz leyendo esa oración del New York Times, pero Martí tenía pactada su cita con el destino tres semanas exactas después de aquella noche, y el correo entre New York y Dos Ríos era entonces tan lento como ahora. Habría leído feliz su nombre y el de María Mantilla en la misma oración. Habría sabido que seguía tocando el piano, y que seguía yendo al Hardman Hall a apoyar la causa con sus manos breves.

Me pregunté también con qué ojos habrá mirado Carlos Manuel de Céspedes, el hijo, a aquella muchacha que era de algún modo la hija de quien ahora ocupaba el lugar del Padre de la Patria. 

María Mantilla aparece mencionada otras dos o tres veces en las crónicas del Times de la época sobre los actos en apoyo de la independencia de Cuba. La última mención significativa es del 21 de mayo de 1903.  En el primer aniversario de la proclamación de la República, el pueblito de Central Valley, donde Estrada Palma vivió y tuvo se escuela, declaró el 20 de mayo como el "Día de Palma". Pusieron banderas americanas y cubanas en todos los postes y en la noche unos 500 cubanos se reunieron en el Century Lyceum a celebrar la independencia. Cuenta el Times que, además de los discursos, esa noche recitó un poema Francisco Sellén, y que la Srta. María Mantilla cantó una canción. Por alguna razón, la historia cubana prefiere recordarla solamente como la niña que recibía las picadas de las abejas y las cartas de Martí. (O hacerla el centro de la manida pregunta sobre de dónde procedían la mitad de sus genes.) Habría que decir alguna vez que la conmovió también la causa que desvelaba al autor de aquellas cartas, el dueño de aquellos genes.




Thursday, March 21, 2013

Hugo Chávez y Bob Marley en el cielo con diamantes

Pocas horas antes de anunciar la muerte de Hugo Chávez, Nicolás Maduro declaró en la televisión venezolana que su gobierno tenía pistas de que el cáncer de Chávez le había sido inoculado por "los enemigos de la patria", y acusó a Estados Unidos como responsable de la neoplasia presidencial.

Se sabe que la CIA planeó e intentó el asesinado de jefes de estado hostiles a los Estados Unidos durante las décadas del sesenta y el setenta. Y es conocido que el presidente Obama tiene una lista de enemigos a matar con ataques de aviones no tripulados (drones). Pero como Maduro hizo su acusación sin presentar prueba alguna y poco antes de la muerte de Chávez, muchos tomaron sus afirmaciones como un intento de manipular la desaparición del líder en favor de su victoria en las próximas elecciones.


El sábado pasado, en el periódico Granma apareció un curioso artículo que parecía sustentar las ausaciones del amigo Maduro. Se titulaba "Cáncer, el arma secreta
", y comenzaba con una revelación sensacional:
Un artículo publicado por el diario inglés The Guardian en febrero del 2012 destacaba que durante la investigación del Comité Selecto del Senado de Estados Unidos sobre planes de asesinatos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a líderes extranjeros (conducida en 1975) se reveló que la agencia había desarrollado una pistola de dardos envenenados que causaba ataques al corazón y cáncer. 
Seguí leyendo, por supuesto, y un poco más abajo Granma ofrecía la dirección de Internet del artículo de The Guardian: http://guardian.co.tt/lifestyle/2012-02-27/cancer-secret-weapon

Comencé a leer el artículo original, escrito por Charles Kong Soo, con creciente asombro. El autor planteaba la hipótesis de que todos los presidentes de América Latina que han sufrido cáncer en la última década (Néstor Kirchner, Dilma Rousseff, Luiz Inacio Lula da Silva, Hugo Chávez, 
Fernando Lugo y Evo Morales) habrían sido víctimas de maléficas inyecciones de la CIA. De paso revelaba que Fidel Castro había padecido cáncer del estómago y que este también podría haber sido causado por la CIA.


Cuando pensé que ya se habían acabado mis sobresaltos me enteré de otra noticia devastadora: Bob Marley también había sido contagiado con el cáncer por la CIA.  Supuestamente, el hijo del director de la CIA le regaló un par de botas impregnadas de con algo que produce cáncer en la piel. Marely se pasó una tarde jugando fútbol con sus botas puestas y ¡listo! Me eché a reír. ¿Cómo podía publicar The Guardian un artículo que sonaba como los cuentos de los secuestros por extraterrestres de los periodiquillos del supermercado? Fue en ese momento que me percaté de que el sitio web no se parecía al sitio de The Guardian de Londres. En un minuto me di cuenta del engaño: Estaba en el sitio del periódico Trinidad Guardian, un modesto tabloide que se publica en Trinidad y Tobago, no el del conocido periódico británico donde dicen los redactores del Granma que leyeron la noticia.

Pero el artículo, por imaginativo que fuera, citaba la investigación de los senadores estadounidenses Frank Church y John Tower en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Según 
Charles Kong Soo, allí se había revelado la existencia de una pistola para inocular el cáncer y provocar ataques cardíacos. 

Busqué entonces en The New York Times el reportaje original de esa época sobre la investigación del Senado en 1975, titulado "
Colby Describes C.I.A Poison Work". (Los interesados la pueden leer aquí.) Allí se enumeran las enfermedades que puede causar la pistola de dardos envenenados creada por la CIA. Mencionan la encefalitis, el ántrax, la salmonella, la viruela y la fiebre de San Joaquín, pero no se menciona el cáncer. (No me he leído el informe de 200 páginas, pero es lógico suponer que el Times hubiese mencionado el cáncer —y el hecho de que se pudiera inyectar— antes que todas las demás enfermedades.)

De modo que Charles Kong Soo se sentó un día en su casa en Trinidad y Tobaco, escribió un artículo de imaginación frondosa, lo publicó en el periódiquito local, y varios meses más tarde ocurrió el milagro:  Las referencias al artículo del Trinidad Guardian pululan ahora por el Internet, en inglés y en español, y siempre atribuyéndolo al periódico británico The Guardian, y con la afirmación de que el cáncer era inyectable desde aquella investigación del Senado de Estados Unidos en 1975. Curiosamente, poco después noción de la pistola de la CIA con la mención añadida del cáncer comenzó a aparecer también en blogs de extrema derecha en los que se acusaba al presidente Obama de asesinar al bloguero conservador Andrew Breitbart, así como en los blogs de fanáticos de Bob Marley. El asunto es folclórico, pero revela ese "independencia de la realidad" que acompaña las pasiones ideológicas. Y nos recuerda que el rigor periodístico casi nunca le gana la batalla al fervor.

Monday, March 11, 2013

Venezuela: la Constitución embalsamada

Foto tomada del sitio theworldweekly.com
[Este artículo se publicó originalmente en Penúltimos Días]

Esta semana, el presidente encargado de Venezuela Nicolás Maduro anunció que el cadáver del presidente Hugo Chávez sería embalsamo para dejarlo en exposición permanente. La manera en que se ha llevado a cabo el proceso de sucesión presidencial hace pensar que la Constitución del país también está siendo momificada. 

I. Dice la
 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela:
Artículo 231. El candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional.
Al fallecido presidente Hugo Chávez —o a sus colaboradores— se le hizo incómodo cumplir esta norma el pasado 10 de enero. De modo que el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela dictaminó lo siguiente el 9 de enero de 2013:
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sentenció que la juramentación del Presidente reelecto, Hugo Chávez Frías, puede ser efectuada en una oportunidad posterior al 10 de enero de 2013 ante el Máximo Juzgado, de no poder realizarse ese día ante la Asamblea Nacional [...]
II. Dice la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela:
Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal [...] Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional.
Al vicepresidente Nicolás Maduro se le hizo incómodo cumplir esa norma al fallecer el presidente Hugo Chávez el pasado 5 de marzo. La razón es obvia: es más fácil para Maduro ganar las próximas elecciones si se mantiene en el cargo de presidente interino que si ocupa el puesto el Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, como establece claramente la Constitución. Y de nuevo el Tribunal Supremo de Justicia lo complació dictaminando lo siguiente:
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en ponencia conjunta, interpretó el contenido y alcance del artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 
Indica la sentencia de la Sala Constitucional que ocurrido el supuesto de hecho de la muerte del Presidente de la República en funciones, el Vicepresidente Ejecutivo deviene Presidente Encargado y cesa en el ejercicio de su cargo anterior. En su condición de Presidente Encargado, ejerce todas las atribuciones constitucionales y legales como Jefe del Estado, Jefe de Gobierno y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
III. Dice la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela:

Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes.
El presidente Hugo Chávez murió el 5 de marzo, de modo que para cumplir lo establecido con la Constitución se tendrían que celebrar elecciones antes del 4 de abril. Parece que a la dirigencia chavista se le hizo incómodo cumplir esa norma. Prefirieron celebrar la elección no 30, sino 40 días después de la muerte de Chávez. Sucede que el 14 de abril se cumplen once años del regreso de Hugo Chávez al poder tras el golpe de estado perpetrado contra su gobierno el 12 de abril de 2002. Evidentemente, celebrar las elecciones ese día tendría una gran importancia simbólica para Maduro, pero violaría lo establecido en la Constitución. El Consejo Nacional Electoral, mostrándose tan complaciente como TSJ, ha llamado a elecciones en la fecha que más le conviene al chavismo, el 14 de abril, como se puede leer en su sitio web:
El Consejo Nacional Electoral decidió convocar la Elección Presidencial sobrevenida para el día domingo 14 de abril, en una larga sesión extraordinaria celebrada de este sábado 9 de marzo.
Tres violaciones graves de la Constitución en dos meses, con el claro objetivo de inclinar la balanza electoral hacia Maduro, dejan en entredicho el proceso de sucesión presidencial en Venezuela. El Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral de Venezuela parecen estar dispuestos a refrendar cualquier cosa que Nicolás Maduro y sus seguidores deseen, sin importar si cumplen o no con la ley fundamental de la república. Las "lecturas" que estas instituciones han hecho de la Constitución en los últimos dos meses son lamentablemente tendenciosas. Maduro y sus asesores parecen estar convencidos de que ese es el camino para retener el poder, y de que cuentan con suficiente apoyo para tratar la Constitución del país como si fuera una serie de sugerencias que el poder ejecutivo está en libertad de cumplir o no según le convenga.

Y ese no es el único síntoma inquietante. Maduro y sus partidarios se comportan a ratos como si su proyecto gozara con un apoyo unánime o arrallodaramente mayoritario en el país. En realidad, m
ás de seis millones y medio de ciudadanos (casi el 45% del electorado) votaron en contra del chavismo en las elecciones del 7 de octubre pasado. Ningún presidente que busque el bien de su patria puede gobernar declarando traidora (o "majunche" o "pitiyanqui") a casi la mitad de la nación. 

El apoyo al chavismo de poco más de la mitad de los venezolanos se ha basado en el culto a un líder omnipresente, en la defensa de la dignidad de los más pobres a nivel simbólico y en planes concretos y extensos del gobierno para elevar la calidad de vida de las capas más humildes de la población. Maduro, antiguo conductor de autobuses y líder sindical, puede reclamar legítimamente el papel de defensor de los pobres. No se puede asegurar, sin embargo, que tendrá la misma capacidad de convocatoria que Hugo Chávez para mantener el apoyo del 55% del electorado que votó hace cinco meses 
por el presidente que acaba de fallecer.

Y la capacidad del gobierno de Maduro para ampliar —o siquiera continuar— los programas sociales de Chávez está en entredicho. La economía venezolana ha entrado una temporada de desaceleración, como explicaba 
este viernes en The New York Times Clifford Krauss en un artículo titulado "Dwindling Production Has Led to Lesser Role for Venezuela as Major Oil Power"

Nicolás Maduro es un líder menos carismático que su maestro, que recibe el poder con una economía en baja y que tiene una preocupante inclinación a ignorar las normas del juego democrático. A partir de esos presupuestos, es difícil creer que el ex conductor de autobuses guiará los destinos de su país de manera que la mayoría de "sus pasajeros" pueda tener un viaje agradable. El año próximo por estas fechas quisiera poder decir que mis temores eran completamente infundados.         

Thursday, September 20, 2012

¡Un cubano en la Luna! (pero la República Española se va a bolina)

En silencio ha tenido que ser, le dijo Pepe a Manolo, pero a la larga todo se sabe. Tan solo unos días después de la muerte de Neil Armstrong, la página de Facebook del Periódico de Mayabeque nos da una noticia que estremecerá al mundo: "Hace 32 años un cubano caminó por vez primera en la Luna". (Y esa aclaración, "por vez primera", podría indicar que desde ese entonces el Mar de la Tranquilidad ha visto pasar más cubanos que el mismísimo Estrecho de la Florida.) 

La noticia es conmovedora no solo por la hazaña que supone, sino por la modestia que hace patente: los mayabequeros esperaron 32 años para revelar la flor de su secreto. Es el cosmos de los colmos: el cosmonauta guajiro guantanamero se le escapó a su hermano soviético Yuri Romanenko, compay, y se apeó a dal una vuelta por ahí, por la luna lunera cacabelera. Calladito se lo tenía Arnaldo que, como sabemos, es un ejemplo de modestia revolucionaria. 

Esa era la buena noticia que tenía para hoy. Pero tengo una mala, pésima diría yo. Resulta que The New York Times, ese bastión de la libertad de expresión y el periodismo serio, ha descubierto que la Segunda República Española no existió. ¿Por quién doblan las campanas, entonces?, preguntarían obedientes mis hijos y Eliseo. Bueno, ya nunca lo vamos a saber. Resulta que Santiago Carrillo se murió por primera vez hace un par de días. (Aclaro lo de "primera vez" porque muchos pensarán que esta tendría que ser al menos la cuarta vez que canta "El manisero". No, señor, el viejo comunista tenía 97 años. Lo cual, por otra parte, impide pensar que haya un error en la nota necrológica por haber sido escrita "de corre corre" ante su nada súbita desaparición.) 

Aunque era ateo, se dice que en su juventud Santiago (¡y cierra España!) ayudó a muchas personas a encontrarse con Dios. De hecho se cuenta que en unos días envió al cielo a 2 500 almas en Paracuellos de Jarana, lo cual no es de jarana, por supuesto.

Santiago Carrillo, la hoz y el martillo.
(Foto tomada del sitio teinteresa.es)
En su momento, los jueces españoles hicieron todo lo posible por encausar a Pinochet, que asesinó a 3 225 personas en 17 años de dictadura. A Carrillo, que según se dice hizo lo mismo en 17 días, los españoles lo hicieron diputado. De lo que se concluye que si uno quiere matar a unos cuantos miles de personas sin buscarse problemas con la justicia española lo que tiene que hacer es apurarse: allí lo que no perdonan es la lentitud.

Pero volviendo a los conejillos de Indias, perdón, al Carrillo de España, The New York Times, en la nota necrológica sobre el personaje, dice: "When the monarchy collapsed in 1931, he enlisted many of the youths to form an antifascist militia that bombed bridges and disrupted Franco’s attempts to organize and rally support." En castellano de Mayabeque y de Paracuellos de Jarama, eso se dice así: "Cuando se derrumbó la monarquía en 1931, reclutó a muchos de aquellos jóvenes para formar una milicia antifascista que dinamitó puentes y saboteó los esfuerzos de Franco por organizar y recabar apoyo."

Así que al caer la monarquía en 1931, Carrillo, que había cumplido 16 años tres meses antes, se puso a dinamitar puentes para combatir a Franco. Queda claro entonces que Franco le dio un golpe de estado al pobre Alfonso Equis Tres Palitos. ¿Y la República? Bueno, me imagino que habrá que hacer una reclamación al departamento de "Lost and Found" del New York Times... allí la deben tener guardada. De hecho, ahora que está de moda promover el intercambio de prisioneros entre Cuba y Estados Unidos, se podría hacer una ronda de negociaciones entre el New York Times y el Periódico de Mayabeque para que el Times mande para Cuba la República Española y los de Mayabeque le manden a la Grey Lady el módulo lunar en el que Tamayo llegó a la inconstante Luna.

Monday, April 25, 2011

No crea todo lo que lee (traducido) en El País

Osip Mandelstam
El periódico El País publica hoy, con el título "Libertad para Ai Weiwei", la columna de opinión de Salman Rushdie que apareció originalmente en The New York Times bajo el título "Dangerous Arts" hace unos días, y que ya comenté aquí.

Como recordarán, en el post "Salman Rushdie: pecadillos de omisión" de la semana pasada, critiqué una referencia que hacía el famoso novelista al destierro, prisión y muerte del poeta ruso Osip Mandelstam. Dije —y digo— que en la frase de marras era imposible hallar una sola palabra de valoración o condena, o una palabra que identificara a los culpables, de las desgracias que el régimen comunista soviético deparara a Mandelstam.

Pues bien, les tengo buenas noticias —malas, en realidad. Parece ser que en el periódico El País tienen traductores creativos, que le arreglan la plana a cualquier columnista, por muy Salman Rushdie que este sea. Si no me creen, vean cómo cambió el párrafo que criticábamos al pasar por las manos del traductor del diario español:


El párrado original dice así:
The lives of artists are more fragile than their creations. The poet Ovid was exiled by Augustus to a little hell-hole on the Black Sea called Tomis, but his poetry has outlasted the Roman Empire. Osip Mandelstam died in a Stalinist work camp, but his poetry has outlived the Soviet Union. Federico García Lorca was killed by the thugs of Spain’s Generalissimo Francisco Franco, but his poetry has survived that tyrannical regime.

Mi traducción —literal— decía:
Las vidas de los artistas son más frágiles que sus obras. El poeta Ovidio fue desterrado por Augusto a un rincón infernal del Mar Negro llamado Tomis, pero su poesía perdura mientras que el Imperio Romano desapareció. Osip Mandelstam murió en un campo de trabajo estalinista, pero su poesía ha sobrevivido a la Unión Soviética. Federico García Lorca murió a manos de los matones del generalísimo Francisco Franco de España, pero su obra sobrevivió a aquel régimen tiránico.

Pero la versión de Jesús Cuéllar Menezo, traductor de El País, es diferente:
Las vidas de los artistas son más frágiles que sus creaciones. César Augusto desterró al poeta Ovidio a un pequeño e infernal agujero del mar Negro llamado Tomis. Allí pasó el resto de sus días implorando que le dejaran volver a Roma, pero el permiso nunca llegó. La vida de Ovidio quedó así malograda, pero su poesía sobrevivió al Imperio Romano. El poeta Mandelstam fue asesinado por los verdugos soviéticos de Stalin, pero su poesía sobrevivió a la Unión Soviética. Con la vida del poeta Lorca acabaron los matones del generalísimo Franco, pero su poesía ha sobrevivido al tiránico régimen franquista.

El lector puede comprobar fácilmente que la oración destacada en amarillo no existe en el original inglés, y que la versión del Sr. Cuéllar de la oración sobre Mandelstam (destacada en azul), no tiene nada que ver con el texto original inglés. Aclaro que a mí me habría encantado que Rushdie hubiese escrito lo que Cuéllar quiere hacernos creer que escribió, pero la realidad es que no escribió nada semejante. Y es inaceptable que el traductor del periódico decida poner en boca (o en pluma, o en computadora) de Rushdie, lo que Rushdie jamás dijo. La frase italiana "traduttore, traditore" es un estereotipo, por supuesto, pero en este caso Jesús Cuéllar no hace nada por desbancarlo.

El episodio puede ser una metáfora del destino del lector de lengua española: está condenado a leer las cosas con una semana de retraso... y adulteradas por la torpeza —o la "creatividad"— de los traductores.

Como todo en esta vida, el caso podría tener una lectura muy diferente. ¿Y si el Sr. Cuéllar no hubiese adulterado nada? Porque puestos a ver, podría ser que el Sr. Cuéllar hubiese traducido el párrafo tal y como lo escribió Rushdie originalmente, y que hubiese sido algún editor de The New York Times, nostálgico admirador de Stalin (que los hay), quien hubiese alterado esa oración antes de aparecer en "The Gray Lady". Eso sería aún más divertido.

En fin, como disculpa por estos dimes y diretes superfluos, prometo un post sobre la figura de Mandelstam, un poeta que no mereció su destino horrible, ni merece tampoco que lo recordemos por su horrible destino en lugar de recordarlo por su obra espléndida.

Como detalle que de algún modo se relaciona con el parrafito este, del que ya me he ocupado en dos posts, apunto que el segundo libro de poesía de Mandelstam llevaba por título Tristia (Tristezas), el mismo título que Ovidio diera a uno de los libros que escribió en su destierro en Tomis.

Y recordemos, para terminar, aquel poema en que Mandelstam parece relacionar premonitoriamente su [futuro] exilio con el del poeta romano: "Y Ovidio, con su amor menguado/bordó a Roma con nieve en sus versos/y cantó el carro tirado por bueyes/desde los caóticos vagones de nuestros trenes."