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Tuesday, November 10, 2009

Polanski: Misión imposible para Bernard-Henri Lévy

Hace unos días leí un artículo de Bernard-Henri Lévy en The Huffington Post. El texto me sorprendió por dos razones. Primero porque defendía al director de cine Roman Polanski en términos que se avendrían mejor para describir a San Francisco de Asís que a un violador y pedófilo. Y me sorprendió también por la torpeza y la deshonestidad con que estaba escrito, es decir, por decir mentiras y luego usarlas mal. No hubiese esperado que, teniendo que elegir entre la víctima y el victimario en la violación de una niña de 13 años, BHL decidiera defender al violador. Y menos me hubiese imaginado que fuera incapaz de hilvanar una defensa más creíble.

Dos días más tarde, el periódico El País de Madrid publicó el mismo artículo en español. Un novelista y un pintor, que forman parte de mi lista de amigos de Facebook (aunque no nos conocemos personalmente) colgaron el artículo de El País en sus páginas. Para mi sorpresa, el novelista lo calificó de “rotundo”.

Participé en el subsiguiente debate, ligero y difuso como suelen ser estos lances en Facebook. Entre otras cosas, un excelente músico participó brevemente en el mismo para llamarme “Savonarola” por el pecado imperdonable de no pensar como él. Y luego el pintor me conminó a responder a varios de los argumentos de BHL. Dije entonces, y repito ahora, que cada párrafo del artículo de BHL me parecía una falacia. Como sería demasiado largo describir y rebatir cada una de sus martingalas, me limitaré a comentar las que me “exigió” mi amigo de Facebook que rebatiera. Me imagino que esas fueron las que él encontró más convincentes. Veamos la primera…

Es vergonzoso que, en un país en el que —lo mismo que en Europa— se puede asesinar a una anciana, torturar al prójimo, mutilarlo..., sabiendo que el crimen —como todos los de sangre— prescribirá al cabo de 10 ó 15 años, todo el mundo haga como si este otro crimen, el de Polanski, conllevase una imprescriptibilidad de facto.*

Hay varios niveles de mentira en esta afirmación. Vayamos por pasos. En primer lugar, el asesinato de primer grado no tiene prescripción en ningún estado de los Estados Unidos. (Como le gusta decir a los americanos, BHL tiene derecho a sus propias opiniones, pero no a sus propios hechos.) Y hay otros delitos graves que no tienen prescripción, como el secuestro de primer grado. Basándose falsamente en esa primera mentira, dice entonces BHL que es vergonzoso que “todo el mundo haga como si este otro crimen, el de Polanski, conllevase una imprescriptibilidad de facto”. En realidad, el caso legal de Polanski no tiene ninguna relación con la prescripción de delitos.

La prescripción, como es sabido, es una tradición legal que establece que una persona no puede condenada por un delito si las autoridades no hacen una acusación formal y comienzan un proceso contra ella en determinado período (10, 15, 20 años). Esa tradición legal no parte del concepto, como parece implicar BHL sin decirlo, de que los delitos se deben perdonar después de unos años. La prescripción de delito tiene como objetivo garantizar los derechos del acusado y de la víctima. Si la fiscalía lo encausa a usted 15 años después de cometido el supuesto delito, podrían haberse perdido las pruebas o los testigos que probaría su inocencia. No habría manera de garantizar un juicio justo. Además de eso, en general, la aplicación de la prescripción de un delito requiere que el acusado continúe viviendo y trabajando en el estado y sea localizable. 

Como BHL debe saber perfectamente, Polanski fue formalmente acusado y procesado poco después de violar a Samantha Geimer. No hay ninguna posibilidad legal de aplicar el concepto de prescripción a un delito por el cual su ejecutor ha sido ya procesado y en el que la única razón de que no se haya cumplido la sentencia es que el criminal se encuentra prófugo de la justicia. BHL lo sabe (supongo), pero de todas formas miente confiando en la ignorancia de sus lectores. Desgraciadamente, parece tener más de dos o tres lectores ignorantes.

Es vergonzoso ver a los habituales del café de la esquina planetario, antiestadounidenses pavlovizados que nunca andan cortos de argumentos para fustigar a Estados Unidos sin ton ni son, perder repentinamente la voz, volverse mansos como corderos y, cuando se trata de él, de Polanski, repetir simplemente: "Ah, es que es Estados Unidos... y la ley estadounidense es la ley estadounidense... dura lex sed lex...".

BHL piensa que es vergonzoso que hasta los críticos más estridentes de Estados Unidos no reaccionen automáticamente en contra de una petición proveniente de ese país cuando se trata de un violador y un pedófilo reclamado por la justicia de California. Primero, habría que aclarar que un reclamo legal de un juez de California no es equiparable a un acto de política exterior de Estados Unidos. (Uno supondría que BHL sabe eso, ¿no?) Y habría que explicarle a BHL que hay muchas personas que son críticos implacables del gobierno estadounidense pero que al mismo tiempo tienen suficiente sentido ético como para no confundir sus preferencias políticas con la defensa de un violador de niñas. ¿Quién está actuando de una manera vergonzosa, el enemigo político de EE.UU. que pone a un lado sus preferencias ideológicas en este caso y exige que el pedófilo —famoso y millonario—, responda ante la ley como todo el mundo, o el filósofo —millonario y famoso— que defiende al pedófilo?

Además, ¿qué insinúa BHL con eso de que “ah, es que es Estados Unidos”? ¿En qué país es legal drogar y violar a una niña? Hay gente que piensa que expresar una idea estúpida acompañada de una cita latina hace que la idea mejore. No hay nada que permita pensar tal cosa, sin embargo.

Es vergonzoso ver cómo algunos intelectuales, cuyo papel debería consistir en rebajar la tensión y contener los arrebatos populares, siguen —como Michel Onfray en Libération— los pasos del rebaño de "ignorantes entusiastas" (Joyce) y se entregan, en nombre de la defensa de la infancia violentada, a las asociaciones más odiosas (nunca los oí denunciar con el mismo ardor la violencia sin límite que representa el martirio de los niños soldado en África, o el de los niños esclavos en Asia, o el de los cientos de millones de niños muertos de hambre —según estimaciones de la FAO— en los últimos... ¡32 años!).

La tontería precedente no merece respuesta, pero dado que se trata de BHL, voy a comentarla. Pues bien, resulta que BHL sabe cuál es el papel de los intelectuales (¿será francés el hombrín?). El papel de los intelectuales es contener el arrebato popular. Es decir, BHL y algunos otros intelectuales son inteligentes y mesurados, pero a la masa idiota hay que controlarla para que no se enardezca. Porque, claro está, los intelectuales son una clase de seres humanos especiales, con responsabilidades y derechos distintos a los del rebaño. Me imagino que esa es la verdadera razón por la que Polanski tiene derecho a violar niñas de 13 años y no pagar por su crimen como cualquier hijo de vecino.

Y después viene lo mejor. Los intelectuales que dicen que Polanski debe responder por su crimen ante la justicia no tienen derecho a hacerlo porque “no denunciaron con el mismo ardor” los problemas de los niños de África. Sospecho que BHL ha diseñado un ardentómetro y que con él compara el ardor con que un tipo denuncia la injusticia A y la injusticia B. Y si a BHL no le gusta el resultado (él sabe cuál es la injusticia que hay que condenar con más ardor), el denunciante queda descalificado. Y, por supuesto, nadie tiene derecho a estar malgastando su tiempo con el caso Polanski con tantos horrores como hay en África para denunciar.

Pero entonces, ¿por qué demonios se dedica BHL a denunciar la “injusticia” que le están haciendo a Polanski en lugar de preocuparse por los niños soldados de África? Su propia lógica indicaría que BHL debería dejar que a Polanski lo pongan en el primer avión que salga para La La Land y dedicarse a recorrer el África, donde no le faltarían nunca injusticias mucho más terribles y desoladoras que denunciar. Qué hipócrita, ¿no? Disculpe el lector, pero algunas de las razones de BHL son difíciles de comentar sin derivar al ensayo humorístico.

Y es que —para terminar— es vergonzoso que no sea posible, cuando se habla de esa vida, evocar la infancia en el gueto, la muerte de la madre en Auschwitz, la muerte de la joven esposa destripada junto al niño que esperaba, sin que los charlatanes de la nueva justicia popular clamen contra un supuesto chantaje. Cuando se trata del más abominable asesino en serie, la "cultura de la excusa" reinante no duda en echar mano de su infancia difícil, de una familia problemática, de los traumas... Pero Roman Polanski parece ser el único reo del mundo que no tiene derecho a ninguna circunstancia atenuante.

Este párrafo no es divertido, es terrible. La vida de Polanski ha sido visitada por el horror de una manera que la mayoría de los seres humanos no podemos siquiera imaginar en nuestras pesadillas. Haber nacido en Polonia en 1933, siendo judío, haber vivido (si es que se puede usar ese verbo en este caso) en el gueto de Varsovia, haber escapado, haber perdido a su madre y a otros miembros de la familia en el Holocausto, ¿cómo se podría calcular ese dolor? Y como si eso no fuera una cuota de sufrimiento absolutamente inhumana, haber perdido luego a su esposa, embarazada de ocho meses, en uno de los asesinatos más escalofriantes de la historia de los Estados Unidos. ¿Quién podría quedar indiferente ante esa historia?

Dice BHL que hay personas que piensan que esos hechos no deben ser considerados como atenuante a la hora de juzgar a Polanski. No he escuchado a nadie decir semejante cosa, pero me resisto a creer —a pesar de las otras mentiras que contiene el artículo de BHL— repito, me resisto a creer que un pensador judío pueda mentir y usar la memoria del Holocausto como moneda de cambio para defender la pedofilia. Prefiero pensar que sí, que hay gente tan desalmada que ha dicho que no debemos tomar en cuenta su historia personal a la hora de juzgarlo. Si fuera ese el caso, habría que denunciar a esos desalmados.

Ahora bien, una vez hecha la salvedad anterior, debo decir que este párrafo de BHL es también falaz. Más allá de la opinión de nadie sobre la pertinencia de los horrores de la biografía de Polanski a la hora de juzgarlo, lo cierto es que hay una sola persona responsable de que no se hayan podido usar esos atenuantes: Roman Polanski. Un abogado defensor no puede usar ningún atenuante si la persona juzgada está prófuga de la justicia. Los atenuantes se usan durante el juicio. Precisamente eso es lo que quieren las autoridades de California, que Polanski se presente y exponga sus razones.

En el orden personal, todo me predispone a favor de Polanski. Todo excepto que haya violado a una niña y que luego se haya dado a la fuga después de declararse culpable y de dar su palabra de presentarse a juicio. Preferiría disfrutar de Chinatown y Rosemary’s Baby, dos de mis películas preferidas, sin la sombra de este caso arruinándome la experiencia.

Y lo mismo digo de BHL, a quien siempre leo con interés. (El año pasado aburrí a mis amigos recomendándoles que leyeran el ensayo “The Task of the Jews”.) Admiro su lucidez y su agudeza. Pero la violación y la mentira son infames, aun cuando sean hombres brillantes quienes las practiquen.

*No he visto el artículo original en francés. En inglés dice “like all violent crimes”, expresión que no es un equivalente exacto de “como todos los de sangre”. Pero estoy comentando el artículo tal y como apareció en español. Quién sabe, a lo mejor los de El País tradujeron mejor el original francés que los traductores del The Huffington Post. El hecho de que El País exhiba a veces una prosa de cadalso no implica que sus traductores tengan que ser también malos.