Ha amanecido Nueva York cubierto de nieve. Por alguna razón no se acostumbra uno a pensar en Martí andando a paso rápido —de "ardilla", diría Enrique Collazo— sobre las aceras nevadas de Nueva York. Recordamos con más insistencia ese "moriré de cara al sol" que el implícito "pero viviré en New York". Sus últimos pasos en la ciudad donde escribió su vida fueron precisamente sobre los diminutos cristales de hielo que hoy la adornan. Uno se resiste a imaginar a Martí de sombrero y sobretodo, caminando sobre una acera nevada, tomando el tren elevado, paseando por un Central Park que aún no tiene su estatua de mármol muriente. Uno se resiste a la verdad. Y hoy la nieve viene a recordárnosla.
Martí salió definitivamente hacia su destino el 30 de enero de 1895. (Estoy convencido del dato aunque el lector hallará numerosas fuentes donde se indica el 29 como día de la partida.) La noche del 28, su último cumpleaños, comenzó a nevar al atardecer, como nos sucedió a nosotros hace dos días, para luego arreciar a media noche. Aquí pueden leer la noticia... e imaginar a Martí caminando sobre la última nieve de su vida, el día mismo en que cumplió 42 años.
New York Times: Snow Add to the Discomfort
29 de enero de 1895
Esa historia contada como si fuera de de cualquier hijo de vecino es el provecho que saco de leer en tu blog.
ReplyDeleteGracias.
Buenos días.