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Friday, June 4, 2010

Las jevitas de Silvio

En estos instantes Silvio Rodríguez debe estar alegrándole la noche a un par de miles de buenas almas en el Carnegie Hall. Hubiese querido esta allí. Alguien me ofreció entradas gratis para ir. Mi mujer fue. Sin embargo, el temor me ha impedido asistir.

Cuento entre mis dichas haber ido repetidamente al Carnegie Hall en los últimos 17 años. Cada noche en el Carnegie Hall ha sido memorable. La más memorable de todas, sin embargo, fue la que me impidió asistir hoy a ver y escuchar al autor de "Pequeña serenata diurna".

Corría el año del Señor de 2002. Un día, como a las tres, me llamó MD. Era una de esas tardes de primavera de New York a las que ninguna película les puede hacer justicia —ni siquiera una película de Woody Allen. Alguien le había regalado unas entradas para el Carnegie Hall esa noche. La Filarmónica de Viena tocaba esa noche la 39 y la 40 de Mozart. Para un tipo de gustos musicales primitivos como este escriba, el Carnegie Hall, la Filarmónica de Viena y la 39 y la 40 de Mozart, son una conjunción cercana al Paraíso.

Sin embargo, resulta que la Filarmónica de Vienna —al menos en esa época—, no tenía ni una fémina en sus varoniles atriles. Esa ausencia provocó la ira de un nutrido grupo de feministas feroces que hizo una manifestación esa noche a la entrada del exquisito teatro de la calle 57. Nunca me he recuperado de la impresión de entrar a escuchar lo mejor de Mozart por sus mejores intérpretes en el mejor teatro del mundo bajo aquellos gritos.

Cuando pensé en ir a ver a Silvio, inmediatamente recordé a aquellas feministas de mis pesadillas. Me pareció entonces imprescindible —por mero ejercicio de prudencia— releer algunas letras de Rodríguez con los ojos de las niñas feroces.

Buscando alivio, comencé con la preciosa canción "Mujeres", que da título a mi disco preferido de Silvio. Al leerla con ojos feministas, quedé "estremecido", pero "for the wrong reasons", como dice el gringo.

Resulta que a Silvio lo estremeció su progenitora "porque era mi madre además". Y su hija lo estremeció porque era su hija, claro. ¿Las otras? Las otras lo estremecieron por el machote que tenían al lado. Veamos...

Me estremeció la mujer que empinaba a sus hijos
Hacia la estrella de aquella otra madre mayor
--------
Me estremeció la mujer del poeta, el caudillo
Siempre a la sombra y llenando un espacio vital
Me estremeció la mujer que incendiaba los trillos
De la melena invencible de aquel alemán


De modo que Mariana Grajales lo estremeció por sus hijos —Antonio, José y los otros—, todos machotes donde los haya. ¿Y la Mantilla? Lo estremeció por estar "siempre a la sombra". Eso es machismo del bueno, del butin, dirían mis amigas feministas. ¿Y Jenny von Westphalen, aquella jevita alemaman linda y con dinero? Pues esa estremeció a Silvio por incendiar "los trillos de la melena invencible" de Carlitos Marx, el menos simpático de los Hermanos Marx.

¿Será que ninguna hembra estremece a Silvio por sí misma? Bueno, prodríamos decir en su favor que cuando habla de "Tania la Guerrillera" no menciona al hombre de este siglo allí. Bueno, señor, no lo menciona porque en esa época en Cuba no se podía decir que Tania era la que le provocaba los ataques de asma y de alma a Mr. Guevara en la selva boliviana, pero se "deduce del contexto", ¿no? Silvio ha sido siempre un tipo prudente, y no se iba a buscar un problema por mencionar a destiempo esos amores guerrilleros...

En resumen, que ninguna jevita fuera de su familia estremeció a Silvio jamás sin "macho interpuesto". No creo que mis amigas feministas estén muy contentas con eso. Busquemos otra canción, me dije... Y ahí fui a dar con "La familia, la propiedad privada y el amor", donde el camarada Rodríguez dice, así como si nada:

Busca amor con anillos y papeles firmados
y cuando dejes de amar ten presentes los niños
no dejes tu esposo ni una buena casa
y si no se resisten serruchen los bienes
que tienes derecho también porque tú
tenías lazos blancos en la piel
tú, tenías precio puesto desde ayer
tú, valías cuatro cuños de la ley
tú sentada sobre el miedo
de correr.


O sea, que el derecho a que la mujer reciba una parte del patrimonio familiar en el divorcio le parece a Silvito un pujo pequeñoburgués, ¿verdad? Ese derecho que los defensores de la causa de la mujer han reclamado tanto, le parece a Silvio una ridiculez. Haciendo un "análisis marxista" del asunto, ¿podría estar esa posición motivada por el hecho de que Silvio es millonario y cambia a menudo de pareja? ¿Qué dirían mis amigas feministas al escuchar la canción? Pensé entonces que debía buscar otra...

¿Qué pensará Silvio de la prostitución?, me dije. Porque sabemos que las feministas en lo único que coinciden con el Papa es en su condena a la prostitución. Buscando y buscando me encontré "Flores nocturnas", la canción de SR sobre las jineteras cubanas que salen a ganarse la vida vendiendo el ardor de sus verijas a los galleguitos cheos.

El resto de la humanidad considera que las muchachas que se dedican a la prostitución lo hacen porque no les queda absolutamente otro remedio. Y eso, por supuesto, es lo que piensan mis amigas feministas. ¿Qué piensa Silvio del asunto? El pobre Silvio no sabe qué causa la prostitución en Cuba. Fíjense en la letra:

Se abren las flores nocturnas de quinta avenida
para esos pobres señores que van al hotel
flores que rompen en la oscuridad
flores de guiños de complicidad
flores silbando suicidios
flores de aroma fatal.

Qué jardinero ha sembrado la quinta avenida
con variedad tan precisa de nocturnidad
cuál es su especie y cuál su país
qué fino abono nutrió su raíz
dándoles tono silvestre
dónde estará su matriz.

A ver. Silvio sabe que los hombres que compran las carnes y los gemidos de las cubanitas son "pobres señores que van al hotel". Silvio sabe también que las putas cubanas huelen mal, "flores de aroma fatal" las llama, ¿se habrá acercado él a alguna de ellas? Lo que no sabe Silvio es quién es el culpable de que las jóvenes cubanas se dediquen a la prostición. ¡Ay, no, esta niña, Silvio no tiene ni idea! Ni siquiera sabe si el culpable es cubano o no. Por eso dice: "Qué jardinero ha sembrado la quinta avenida/con variedad tan precisa de nocturnidad/cuál es su especie y cuál su país".

En el resto del mundo las putas son putas por la injusticia económica que reina a su alrededor. En Cuba, la versión oficial es que las cubanas venden su cuerpo porque son congénitamente putas. "Lo hacen por tener un pullover de Calvin Klein", te explican los funcionarios. Y el pobre Silvio ni sabé por qué esas muchachas salen a las siete de la noche a venderle el amor a un tipo gordo, hediondo y aburrido. ¿Qué dirían mis amigas feministas de eso? Decidí buscar otra canción. Por desgracia, topé con "Cierta historia de amor". Dice Silvio:

Aprendí, de un buen amigo
A pegarle a mi mujer
A llevar los pantalones, como es la tradición

La canción es evidentemente autobiográfica, pero también es humorística. Vamos a asumir la mejor de las tesis posibles. Pensemos que Silvio nunca le cayó a puñetazos a su novia. Lo que es evidente, innegable, es que a Silvio Rodríguez la imagen de un machango que le cae a puñetazos a una mujer físicamente más débil y la deja con los labios sangrientos, los ojos morados y llenos de lágrimas y el alma destrozada, le parece una imagen simpática, jocosa. No me quiero imaginar siquiera lo que dirían mis amigas feministas del asunto.

Asaltado por esos miedos —por mi cobardía, que es infinita— decidí no ir al concierto. Pensé, leyendo esas letras de Silvio, que mis amigas feministas estarían como fieras hambrientas protestando a la entrada del teatro. Si fuera por la Filármonica de Viena tocando la 39 y la 40 de Mozart, las volvería a enfrentar. Pero no por Silvio. (Uno tiene sus límites, como todo el mundo.) Así que si algún lector tiene entradas gratis para escuchar a la Filarmónica de Viena uno de estos días en el Carnegie Hall, aún me los puede mandar.)

Sigo escribiendo mientras escucho a Silvio. Canta ahora "¿Adónde van?", una canción por la que uno nunca acabará de agradecerle. Y subiré las fotos del concierto cuando llegue MD. Pero no fui, pero no voy.





Las fotos de MD...












7 comments:

  1. Es temprano aquí en Buenos Aires y hace frío.
    Leo este post y también escucho a Silvio.
    Saludos.

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  2. que post tan delicioso.

    A Silvio le dan su tan "perreteada" visa a USA para que venga a restregarnos su "combativa" -lease servil- representación del castrismo. El mismo castrismo que -vaya coincidencia moral- no deja salir de Cuba a Yoani Sanchez para ir a recibir un premio, o retiene en Cuba a cuanto medico cubano quiere escapar por sus medios de esa isla endemoniada.

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  3. Delicioso para domingo austral...
    Saludos,
    Luis Casacó

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  4. El necio ya no tiene miedo de que le arranquen el badajo. Distinto sería si le hubieras avisado a tus femiñangas.

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  5. Gracias por la letra de estas canciones. Viví 50 años en Cuba y la poesía de Silvio siempre fue para mí demasiado complicada para insinuar que está diciendo algo con sentido. Y pensar que tanta gente aplauda semejantes ideas...

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  6. A las canciones de Silvio se le aplica aquel cuento del rey desnudo. Nadie las entiende, porque son espesas y pesadas, pero no queda bien decirlo.

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  7. La primera puta fue Sivito, solo se empataba con extranjeras.

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