Sin título. Lápiz sobre cartulina. Vela Pensado. 2009 |
Pero lo cierto es que los finales del 2011, como puede constatar cualquier lector de este blog, abundaron en muertes que, de un modo u otro, me tocan de cerca. También notará el lector asiduo que prefiero hablar de la vida de los que se van, en lugar de hablar de ese acto incómodo que es siempre la despedida.
Uno de los poemas más extraños de la Spoon River Anthology es "Hare Drummer", pues es un intento forzado de hablar de la nostalgia por nuestros muertos desde la muerte misma. Suena extraño eso: que un muerto extrañe a otros muertos. Y sin embargo, el poema es inobjetable. Otra prueba de que Edgar Lee Masters escribía iluminado por el espíritu en el año funesto de 1914.
El cuadro que ilustra este post es un dibujo de mi amigo Vela Pensado, por cuyo talento y por cuya amistad no me canso de dar gracias. Sé que nadie va a leer esta traducción de un poema necrológicamente nostálgico en una noche de fiesta. Lo volveré a colgar mañana. Feliz año a todos.
Hare Drummer
¿Aún van los chicos y las chicas a la finca de Siever
A buscar cidra, después de la escuela, a fines de septiembre?
¿Acaso van a recoger avellanas entre las malezas
de la granja de Aaron Hatfield al comienzo de la helada?
Pues muchas veces, con esas chicas y esos chicos
Reí y jugué por el camino que lleva a las colinas
Con el sol ya en retirada y el aire cada vez más frío,
Parábamos a garrotear el nogal
Que, ya sin una hoja, desafiaba el flamígero poniente.
Ahora,
el aroma del humo del otoño,
Y las bellotas que se estrellan contra el suelo,
Y los ecos que llegan de los valles
Me hacen soñar a veces que estoy vivo. Se ciernen sobre mí.
Me interrogan:
¿Dónde están aquellos compañeros de juegos y de risas?
¿Cuántos están aquí conmigo, cuántos
En los antiguos huertos que hay junto al camino a la finca de Siever,
Y en los bosques que se yerguen
sobre el agua inmóvil?
Edgar Lee Masters (1868–1950). Spoon River Anthology. 1916
Hare Drummer
DO the boys and girls still go to Siever’s
For cider, after school, in late September?
Or gather hazel nuts among the thickets
On Aaron Hatfield’s farm when the frosts begin?
For many times with the laughing girls and boys
Played I along the road and over the hills
When the sun was low and the air was cool,
Stopping to club the walnut tree
Standing leafless against a flaming west.
Now, the smell of the autumn smoke,
And the dropping acorns,
And the echoes about the vales
Bring dreams of life. They hover over me.
They question me:
Where are those laughing comrades?
How many are with me, how many
In the old orchards along the way to Siever’s,
And in the woods that overlook
The quiet water?
Edgar Lee Masters (1868–1950). Spoon River Anthology. 1916