En post del jueves, "Salman Rushdie: pecadillos de omisión", dije que me parecía inaceptable que Rushdie condenara claramente en un párrafo de su columna de The New York Times el destierro del poeta romano Ovidio hace dos mil años y el asesinato de Lorca en agosto de 1936, pero que usara un lenguaje totalmente neutro al referirse al destierro, prisión y muerte del poeta ruso Osip Mandelstamen en diciembre de 1938. Y comenté en ese post: "No puedo creer que Salman Rushdie desconozca el valor de cada palabra escrita, ni de cada palabra omitida. El lector podrá pensar que se trata de un detalle nimio. Y probablemente lo es. Pero es un detalle que revela la costumbre de minimizar ciertos crímenes, el hábito de conmoverse sólo ante ciertas injusticias, el vicio de denunciar a unos tiranos y justificar a otros."
Aquí están el párrafo (y mi traducción literal) para los que no hayan visto ese post:
The lives of artists are more fragile than their creations. The poet Ovid was exiled by Augustus to a little hell-hole on the Black Sea called Tomis, but his poetry has outlasted the Roman Empire. Osip Mandelstam died in a Stalinist work camp, but his poetry has outlived the Soviet Union. Federico García Lorca was killed by the thugs of Spain’s Generalissimo Francisco Franco, but his poetry has survived that tyrannical regime.
Que en castellano rezaría:
Las vidas de los artistas son más frágiles que sus obras. El poeta Ovidio fue desterrado por Augusto a un rincón infernal del Mar Negro llamado Tomis, pero su poesía perdura mientras que el Imperio Romano desapareció. Osip Mandelstam murió en un campo de trabajo estalinista, pero su poesía ha sobrevivido a la Unión soviética. Federico García Lorca murió a manos de los matones del Generalísimo Francisco Franco de España, pero su obra sobrevivió a aquel régimen tiránico.
Ayer, sin embargo, me encontré la columna de Rushdie en El País y, para curiosidad mía, hallé que el párrafo de marras en español no tenía el defecto que yo le había criticado a Rushdie. En El País la oración de mis obsesiones tenía una redacción diferente. Decía así: "El poeta Mandelstam fue asesinado por los verdugos soviéticos de Stalin, pero su poesía sobrevivió a la Unión Soviética".
Eso me dio pie para escribir el post de ayer, "No crea todo lo que lee (traducido) en El País", en el que critiqué con excesivo entusiasmo al traductor de El País, aún cuando reconocía que su versión me gustaba más que la de The New York Times, que yo creía "original". Dije en ese post: "Aclaro que a mí me habría encantado que Rushdie hubiese escrito lo que Cuéllar quiere hacernos creer que escribió, pero la realidad es que no escribió nada semejante."
Pero al final, hice esta salvedad: "Como todo en esta vida, el caso podría tener una lectura muy diferente. ¿Y si el Sr. Cuéllar no hubiese adulterado nada? Porque puestos a ver, podría ser que el Sr. Cuéllar hubiese traducido el párrafo tal y como lo escribió Rushdie originalmente, y que hubiese sido algún editor de The New York Times, nostálgico admirador de Stalin (que los hay), quien hubiese alterado esa oración antes de aparecer en 'The Gray Lady'. Eso sería aún más divertido."
Pues bien, hoy he descubierto que mis temores sobre ese secreto admirador de Stalin eran ciertos. Existe "otra" versión original del artículo de Rushdie que es mucho más lógica que la del Times, y que se corresponde exactamente con la traducción de El País. Apareció la semana pasada en el periódico londinense The Telegraph, y dice así:
The lives of artists are more fragile than their creations. The poet Ovid was exiled by Augustus Caesar to a little hell-hole on the Black Sea called Tomis. He spent the rest of his days begging to be allowed to return to Rome. So Ovid’s life was blighted. But the poetry of Ovid has outlasted the Roman Empire. The poet Mandelstam was murdered by Stalin’s executioners, but the poetry of Mandelstam has outlived the Soviet Union. The poet Lorca was killed by the thugs of Spain’s Generalissimo Franco, but the poetry of Lorca has outlived Franco’s tyrannical regime. We can perhaps bet on art to win over tyrants. It is the world’s artists, particularly those courageous enough to stand up against authoritarianism, for whom we need to be concerned, and for whose safety we must fight.
Conclusiones:
1. No debí criticar a Salman Rushdie por un párrafo cojo de lógica y ética, pues fue un editor de The New York Times quien mutiló lo que Rushdie había escrito con elegancia y honradez.
2. No debí criticar al traductor de El País, que no inventó nada, sino que simplemente recibió para traducir una versión de la columna de Rushdie no adulterada por el editor encargado de enlodar la prosa de los buenos escritores en The New York Times.
3. No debí asumir nunca que The New York Times era más ético o más profesional que El País, pues en este caso no lo fue.
4. Puedo decir dos cosas en mi defensa: Primero, que me di cuenta desde que leí la columna en The New York Times de que "había algo podrido en el reino de Dinamarca", es decir, que había algo en ese párrafo que se correspondía con el nivel de un escritor como Rushdie. Y segundo, que ayer sugerí la idea de que todo podía ser obra de una de esas "viuditas de Brezhnev", esa gente que no se consuela de que la pesadilla del comunismo haya pasado, y que aún se dedican a escamotear verdades sobradamente probadas... y de paso le arruinan la buena prosa a un escritor como Salman Rushdie.
5. Nadie debe creer todo lo que lea en The New York Times.
Nota: Agradezco a Jorge Ferrer que me aclarara que El País tenía que haber recibido su versión de la columna directamente de Rushdie. Ese dato fue el que me motivó a buscar otras versiones de la columna en inglés y a encontrar la aparecida en The Telegraph.